Escrito para el Diplomado de Cultura de la U de Chile (noviembre 2019)
La nueva comedia de Netflix prometía una refrescante mirada a la maternidad. Qué decepcionante fue ver una película más sobre mujeres que hablan y viven en pos de los hombres.
Cuando los hijos de Carol (Angela Bassett), Gillian (Patricia Arquette) y Helen (Felicity Huffman), las ignoran para el día de la madre las tres amigas toman cartas en el asunto y deciden hacerles una visita sorpresa a sus residencias en Nueva York.
“Más que madres” (2019), la nueva comedia de Netflix prometía mucho por su tremendo reparto y por su directora Cindy Chupack (escritora y productora de Sex and the City). El título, además, auguraba una historia de independencia femenina, lamentablemente cae en la misma estructura mainstream llevada a la pantalla grande y chica desde hace décadas: mujeres cuyas vidas son definidas en torno a los hombres.
El giro en esta ocasión es que en lugar de parejas amorosas se trata de sus hijos hombres. Las mujeres buscan, a su manera, recuperar la relación perdida, reconectarse con ellos ahora que se han convertido en extrañas y como tales no son consideran en lo absoluto como parte de sus vidas.
Una problemática actual que podría haber sido explorada en profundidad, abarcar la temática del abandono a la mujer, especialmente por los varones, cuando sus madres ya no les sirven. Sin embargo, el largometraje se queda en lo trivial, en la indignación histérica de estas mujeres por haber sido dejadas de lado, lo que les quita seriedad a sus demandas.
La película se basa en peleas y reconciliaciones con sus hijos y hay pocos elementos de amistad entre las protagonistas que no giren en torno a sus primogénitos. A diferencia del slogan de la película (Madres primero, mejores amigas siempre) esto está lejos de ser un filme sobre mujeres apoyándose entre ellas o ayudándose a crecer y ser justamente lo que promete el título: más que madres.
Otro punto en contra es el evidente abuso del alcohol que se ve a lo largo de todo el filme, que no se muestra como tal, si no como algo glamoroso o humorístico y preocupantemente normalizado. De hecho, es usado como una de las formas de liberación donde el ser más que madres consiste en ir a bailar y emborracharse en una fiesta.
Ninguna de las personajes tiene carreras profesionales, ambiciones o aspiraciones mayores más que entrometerse en la vida de sus hijos, existen unos guiños mínimos que son nombrados, pero no explorados en el filme.
Más que madres es una película entretenida con un tremendo reparto de actrices que pudo ser mejor aprovechado. Se esperaba más Cindy Chupack que en la serie “Sex and the City” nos entregaba mujeres poderosas que crecían más allá de sus relaciones amorosas.
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