Tras los intensos reclamos del mundo cultural, la industria audiovisual logró restituir el 30% del recorte presupuestario que venía en aumento desde 2018. Sin embargo, los fondos destinados a la pantalla grande siguen siendo paupérrimos, reflejo de que el cine nacional es visto como un ítem dispensable para el desarrollo del país.
Escrita para el diplomado de Periodismo de Cultura de la U de Chile (Noviembre 2019)
El 12 de octubre de 2019 una intervención se tomó parte de la premiación del Festival del Cine de Valdivia. Más de 300 realizadores, asociaciones y artistas vinculados al cine y la televisión, se manifestaron en contra de lo que consideraron una reducción arbitraria a los aportes del Estado a la cultura y especialmente a la industria audiovisual.
Desde 2018 el fondo de CNTV se redujo en más de un 30%, esto se suma a la rebaja del aporte de CORFO (6%), del Fondo de Fomento Audiovisual (2%) y al cierre del Programa de Cine de Banco Estado que entregaba 300 millones de pesos. El motivo: Una política de austeridad propuesta por el Ejecutivo, tendencia que ha afectado al mundo de la cultura en los últimos cuatro gobiernos.
En el pasado estos fondos hicieron posible la realización de producciones que recibieron un tremendo reconocimiento internacional, como “La Nana” (Sebastián Silva, 2009), “Gloria” (Sebastián Lelio, 2013), “Historia de un Oso” (Gabriel Osorio, 2014) y “Una Mujer Fantástica” (Sebastián Lelio, 2017).
La cuestión resulta paradójica, a mayor éxito nacional y mundial mayor ha sido la reducción de recursos. No existe una explicación lógica de porqué los fondos audiovisuales continúan siendo recortados, excepto una: En Chile no se valora el capital cultural en general y especialmente no se considera al cine nacional como una parte importante del desarrollo de la población.
Los fondos destinados al capital cultural en Chile, es decir; al teatro, la música, el cine, la danza, entre otros, siempre han sido paupérrimos en comparación con los entregados a otras categorías. Lo recomendado por la UNESCO es que al menos el 1% del presupuesto anual sea para impulsar la cultura, sin embargo, en 2019 apenas el 0,43% fue destinado a este ítem y el plan para 2020 era reducirlo a 0,37%.
La intervención realizada durante la premiación del FICVALDIVIA, se suma a un video viral protagonizado por la actriz Paulina García manifestando el descontento por el recorte, y a una declaración de más de 600 firmantes que incluyó a agentes culturales como Sebastián Lelio, Andrés Wood, Alicia Scherson, Mariana Loyola, Jorge Baradit, Luz Croxatto, Fabrizio Copano, Mario Horton, Marialy Rivas, entre otros. La carta fue enviada a la ministra de Cultura, Consuelo Valdés Chadwick y a Catalina Parot, presidenta del CNTV.
Finalmente los reclamos del mundo audiovisual fueron escuchados. El 12 de noviembre, en medio del movimiento social chileno, la Comisión Mixta del Congreso decidió
restituir al CNTV y a su Fondo Audiovisual un presupuesto de $4.800 millones de pesos, lo que corresponde al monto histórico que en 2018 había disminuido a $3.400 millones y que el ejecutivo planeaba reducir aún más para 2020.
Para ilustrar la importancia del cine en Chile, tomemos a modo de ejemplo “Una Mujer Fantástica”. La película de Sebastián Lelio, obtuvo un inmenso reconocimiento internacional, y se convirtió en el primer largometraje chileno en ganar el Óscar a la Mejor Película Extranjera.
Sin embargo, más allá de los premios, el principal logro del film fue que visibilizó la problemática de las personas trans. En Chile fue esta película la que empujó la aprobación de la ley de identidad de género que dormía en el Congreso desde 2013. Además, esta normativa tuvo un 67% de apoyo ciudadano según la encuesta CADEM en 2018.
La importancia del cine chileno es vital para el desarrollo del país. En términos culturales es una industria esencial para poder mirar el territorio desde un ojo distinto a lo que podemos observar en los medios mainstreim. También, como claramente lo demostró la cinta de Lelio, es una herramienta para poner el foco en los invisibles de la sociedad y al mismo tiempo hacer que la ciudadanía empatice con ellos. En ese sentido, el cine juega el rol de empoderar al pueblo a través del conocimiento.
Por otro lado, desde el punto de vista del capital económico del cine -único capital al que el Ejecutivo parece poner foco-, el desarrollo de la industria audiovisual atrae recursos internacionales, genera empleos, impuestos y aporta a la imagen país.
Es inaceptable que sean los mismos trabajadores del mundo de la cultura quienes tengan que estar atentos año a año a las acciones del ejecutivo para proteger los ya escasos recursos que le son destinados. Por lo mismo, y en el marco del movimiento social chileno que busca cambios estructurales en la sociedad, resulta urgente la promoción de leyes que protejan estos fondos y que se fijen mínimos que puedan asegurar el aumento del capital cultural del país.
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