La tenista de 70 años cerró el año ocupando el segundo lugar del mundo en el ranking ITF categoría seniors, dice que no parará hasta ser la número uno.
La noche del 31 de diciembre de 2018, Leyla Musalem espera junto a su familia
que den las doce. En el intertanto los invitados hablan de las metas que se
propusieron para el nuevo año: comer más sano, bajar de peso, leer más libros,
construir una casa…
“Y tú mamá, ¿qué te propusiste?”, le preguntan. “Ser la mejor del mundo”,
contesta la tenista levantando un dedo, en un tono casi infantil.
Leyla se retiró del tenis profesional a los 37 años tras una infartante final en el
torneo Anita Lizana con Paulina Sepúlveda, 17 años menor. Ganó la competencia,
pero algo en ella cambió.
“El esfuerzo me estaba sobrepasando y sentí que ya no correspondía seguir
jugando con niñas 20 años menor. No tenía sentido, no quedaba nada por
demostrar”.
Esa fue la última competencia de escalafón nacional en la que participó, sin
embargo, desde entonces continúa jugando en categoría seniors. Hoy tiene 70
años y según el ranking ITF al cierre de 2018 ocupaba el segundo lugar a nivel
mundial.
“A principios del año pasado tenía poca noción de mi ranking, sabía que estaba
como 20. Un día me llamó mi nieto Sebastián: ‘¡Abuelita estás de número cinco!’
me dijo. Seguí compitiendo en todos los torneos de Chile y algunos Sudamericanos, y llegué a ser la número dos. Ahora me estoy preparando para jugar en marzo el Torneo Regional de Miami y en agosto el Mundial de Croacia, si gano puedo quedar primera en el ranking”.
¿De qué manera te estás preparando?
“La rutina en mi vida no ha cambiado demasiado. Entreno casi todos los días. Me
duermo temprano y me despierto a las 9:00. En las mañanas tomo un desayuno
potente, luego trato de descansar porque todavía juego a un nivel muy fuerte para
mi edad y si no dosifico temo lesionarme”.
¿Por qué entrenas con personas mucho menores que tú?
“No me queda otra opción, prácticamente no existen tenistas de 60 o 70 años que
jueguen a mi nivel. De hecho, en los torneos de 2018 mi competencia rara vez me
sacó un juego, es más, se retiraban en la mitad del partido o simplemente no se
presentaba. Eso ha sido muy decepcionante, pero sé que a nivel europeo será
distinto porque la cultura del deporte es otra”.
Leyla fue la primera raqueta nacional en las décadas del 70 y 80. Dentro de sus
logros más destacados; ganó medalla de bronce en los Panamericanos de México
1975; fue campeona Sudamericana; compitió en los primeros equipos de
Federation Cups de Chile y posteriormente se convirtió en su capitana.
En la cómoda de su habitación hay dos galardones otorgados por el Círculo de
Periodistas Deportivos que en 1983 la coronaron como “La mejor deportista” y en
2002 como “Mejor antigua deportista”. Sin embargo, las medallas y trofeos que hay en su casa se cuentan con los dedos de una mano.
“Los premios que guardo son los que resumen mi carrera, el resto los regalé
porque no significan nada para mí”, asegura Leyla.
¿Qué sientes hoy cuando compites?
“Desafortunadamente siento lo mismo que cuando era joven. Pensaba que cuando
fuera mayor y compitiera me iba a relajar y no me iba a importar tanto. No fue así,
la competitividad no la he perdido. Me saco la mugre, me cuido, entreno fuerte.
Por eso la satisfacción cuando gano es tremenda y la frustración cuando pierdo es
brutal”.
¿Competir es un desafío personal entonces?
“No, no es un desafío. Jugar tenis me alegra el alma, siempre fue así, desde el
primer día que mi papá me llevo a la cancha. Es como si, mientras jugara,
estuviera escuchando la melodía más linda”.
La última pregunta de esta entrevista la hace Sofía, su nieta de nueve años:
¿Abuelita, hasta cuando vas a jugar tenis?
Hasta que mi cuerpo aguante, hasta que no pueda moverme más.
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